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martes, 1 de mayo de 2012

El último Elvis


ÁNGEL DE LOS PERDEDORES

La noche que rompe la copa vendiendo ilusiones, dejándote retazos de sueños por los rincones…

El último Elvis logra llevar en andas al ángel de los perdedores, ese que viene de los callejones, donde solo campeonan los peores; esos callejones donde nuestros sueños son solo nuestros y las luces de un escenario (sin espectadores) iluminan solo nuestras sombras.

Armando Bo (nieto) logra que el film se nos haga piel, logra entregar un producto sólido y sin fisuras, su lente firme nos entrega una óptica documental, unos planos bien construidos y un alma imposible de no abrazar, no bosqueja el film (ni al personaje) desde el ridículo ni la parodia sino lo hace hombro a hombro, sin juzgar (sin prejuzgar) montado en un personaje mínimo, casi sin identidad y que logra, gracias al “mundo” que se construyo (fabrico), ser algo, ser alguien…ser.
Carlos (Elvis) trabaja en una metalúrgica, mientras al mismo tiempo actúa, imitando a su ídolo, en casamientos, casinos y hasta en el geriátrico donde su madre esta internada, comparte (o sostiene) sus horas, entre un trabajo (al que renuncia), su hija y su "vida" presliana mientras ultíma los detalles para llevar a cabo su gran sueño, su gran misión, él esta “detrás de algo grande”, mientras la relación con su hija, atraviesa por una situación que no parece tener retorno, su ex mujer lo considera una mala influencia para ella y no quiere que se sigan viendo. Todo cambia cuando, su hija y su ex esposa tienen un accidente y Carlos debe hacerse cargo de ella, donde la relación entre ambos parece reencontrarse, aunque demorando sus “planes”…
Durante todo el metraje acompañamos (participamos) del trip de Carlos en busca de un anhelo, en busca de lograr su (gran) sueño, pero las “bondades” de la vida (y el tiempo) siempre tienen prepara alguna voltereta, alguna escala que no estaba en nuestro itinerario y es en esos lugares (comunes) donde nuestros sueños se diferencian, donde cambian de categoría donde logran ser tangibles o solo morir en sus ilusión y es ahí donde somos uno más o somos nuestro propio héroe en este lío.
La parte técnica esta correcta, el film cuenta con un buen soundtrack, buena fotografía, quizás la edición podría haber estado un poco más “afinada” y evitar algunos saltos de escenas (los cuales quedan algo brusco por decirlo de algún modo), El casting es impecable, John Mc Inerny es el alma, Griselda Siciliani, casi irreconocible, justa y efectiva y Margarita López, todo un logro, su cara inocente y angelical (aunque con bronca, con dolor) y sus gestos, sus silencios logran decir más que las palabras (que en cuenta gotas) salen de su boca.
Acercarse a las salas a ver este film es un regocijo al alma, una historia, que sin caer en lugares comunes ni tornarse sensiblera logra arrancarte unos cuantos sentimientos (y lagrimas también, porque no) acercarse es involucrarnos en esta historia contada algo oscura (y con densidad si se quiere también) es acompañar (ser cómplices) a Carlos en esta historia para conseguir ser historia acercarse es ser parte de lo que vengo sosteniendo (hasta el hartazgo) de la mejor época del cine argentino (sin temor a equivocarme ni a exagerar) donde miradas renovadas y jóvenes hacen y harán, al menos por algún tiempo, que nuestro cine goce de buena salud.
El último Elvis sorprende, gusta y se nos hace piel…. 
Y como reza el Elvis de Bo: Si tenes un sueño perseguilo hasta el final… (Sólo los tontos no lo hacen)

Nos dejaron las balas y un enjambre de abejas ese fue su tesoro y una noche oxidada….oscuridad de bodega sin luz (donde nos creímos tan fuertes como héroes de guerra
(vcleblanc)


El último Elvis (muy buena)
Titulo original: El último Elvis
Origen: Argentina-2011
Genero: Drama-92 min.
Actores: John Mc Inerny, Griselda Siciliani, Margarita Lopez
Director: Armando Bo (nieto)
Guión: Nicolás Giacobone, Armando Bo (nieto)
Fotografía: Javier Juliá
Música: Sebastián Escofet
Sinopsis: El último Elvis se centra en un hombre (John Mclnerny) que vive en un olvidado barrio de Buenos Aires como si fuera la reencarnación de Elvis Presley. Ya a punto de llegar a la edad que Elvis tenía al morir, la decisión de seguir a su ídolo hasta el final y la lucha por evitar que la realidad se le venga encima, lo embarcarán en un viaje de locura y música.

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