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jueves, 29 de junio de 2017

Cartoon salvaje

Durante julio

en la Asociación Amigos del Museo de Bellas Artes

En julio continua el Ciclo de Cine Bellas Artes, organizado por el Museo Nacional de Bellas Artes y la Asociación Amigos del Museo (Av. Figueroa Alcorta 2280), con la proyección de cuatro películas de animación para adultos (viernes, sábados y domingos) y una para chicos programadas por Leonardo D' Esposito La muestra, que revisita clásicos de los 80 y 90, contara con la proyección de Heavy Metal de Gerald Potterton, Rock and Rule dirigida por Clive A. Smith, South Park: Bigger, Longer and Uncut de Trey Parker y Matt Stone, Beavis and Butt-Head do America de Mike Judge y el film para chicos sera Mi vecino Totoro de Hayao Miyazaki (sábados, con entrada libre y gratuita).

Hay dos malos entendidos respecto del dibujo animado. El primero consiste en pensar que se trata exclusivamente de un arte para niños, cuando en realidad el cartoon clásico sonoro -ese arte que se desarrolló casi marginalmente en Hollywood entre 1928 y 1963- nació como comentario satírico y para adultos de la sociedad contemporánea. Eso fueron artistas gigantes como Chuck Jones, Tex Avery, Robert Clampett o incluso el propio Disney. Desde los años cincuenta hubo un retroceso hacia lo infantil -muchas veces hacia lo pueril- y así se instaló el lugar común. Pero cada tanto hay films que proveen de ideas y humor a todas las edades. Y -aunque más raramente- también hay animaciones que se dedican solo a los adultos. Esta selección incluye cuatro películas, tres de ellas nunca estrenadas comercialmente en salas en nuestro país -y otra, con muchos cortes provistos por la censura de la dictadura militar- que toman la mejor tradición del cartoon para, con anarquía calculada, reírse de la sociedad que nos ha tocado vivir. Heavy Metal (1982) es al mismo tiempo terror, humor negro y creatividad gráfica; Rock and Rule, una fábula de rock’n’roll con voces de Iggy Pop o Debbie Harry que proyecta las taras de nuestro mundo; Beavis and Butt-Head do America, la demostración de la generalizada “idiocracia” que se cierne sobre las sociedades; y South Park-Bigger, Longer and Uncut, una obra maestra desesperada sobre la corrección política. Todo salvaje, humorístico, sensual y potente, como los mejores cortos del Correcaminos.


Beavis and Butt-Head do America (EE.UU., 1996) Dirección: Mike Judge
Casi en el mismo momento en que Los Simpson comenzaron a conquistar el universo conocido, el dibujante, humorista y cineasta Mike Judge lanzó a Beavis y Butt-Head, ese par de muchachos un poco lentos que veían y comentaban videos de MTV y que además crearon una radiografía de lo que -en otro film no estrenado en la Argentina, muchos años más tarde- Judge mismo definiría como “Idiocracia”. El punto de vista de Beavis y Butt-Head es, claro, el de dos idiotas dibujados con líneas simples y colores planos, pero la originalidad de la serie consiste en que el resto del mundo no es más inteligente que ellos aunque finja serlo. Esta road movie en la que ambos seres buscan el televisor que les han robado (su vida, su pasión, sus relaciones: todo eso es el televisor para ellos) es una travesía delirante por el paisaje americano. Hay varias sorpresas: una gran secuencia surreal a cargo de Rob Zombie (además de nombre central del rock pesado y del cine de terror, un humorista cabal); voces de Demi Moore, Bruce Willis y -en uno de sus últimos trabajos- Robert Stack, y sátira absoluta a todo lo que represente la corrección política.

South Park: Bigger, Longer and Uncut (EE.UU., 1999) Dirección: Trey Parker, Matt Stone
En 1999, Trey Parker y Matt Stone, creadores de la serie South Park, estrenaron el -hasta hoy- único largometraje basado en sus personajes. El film es considerado uno de los mejores de la década, y si bien tiene un enorme culto, en la Argentina no fue estrenado en salas comerciales. En su momento, se consideró que era “poco comercial”, pero el fanatismo subterráneo que ha generado lo desmiente. La película, que parodia de modo cruel los musicales que la Disney realizó en los años noventa (la primera secuencia es, casi cuadro por cuadro, una burla al cuadro con que comienza La Bella y la Bestia) narra la guerra que los Estados Unidos le declara a Canadá por culpa de una comedia tonta llena de malas palabras. Justamente uno de los temas es cómo la corrección política condena los insultos en los films y no la violencia extrema. Pero hay más: Satán tiene un plan para gobernar la Tierra con su amante Saddam Hussein (entonces aún vivo) y, por una extraña razón, el demonio termina siendo el personaje más tierno y conmovedor del film. South Park simula estar realizado con papeles recortados, pero eso es parte de su sofisticación gráfica: como en la mejor animación, se trata de que la forma y la técnica reflejen el universo narrado. Y estos niños y adultos son seres bidimensionales, simples hasta la crueldad y la violencia. En el fondo, es un grito contra el racismo, contra la represión, contra la estupidez humana completa. Y sí, es también una obra maestra

Rock and Rule (Canadá, 1983) Dirección: Clive A. Smith
Este film es muy extraño: fue la primera película canadiense de dibujos animados realizada en inglés por la productora Nelvana, que luego desarrollaría mucho material para la televisión. pero ese dato es menos interesante que el hecho de que existan dos versiones apenas diferentes: una para Canadá y otra, para los Estados Unidos. La primera solo se consigue en un transfer pirata de VHS. En un futuro post-apocalíptico, los animales domésticos evolucionaron a formas antropomorfas y dominan la Tierra. Hay un viejo rocker que es a la vez hechicero, y quiere convocar a un demonio que domine el mundo. Lo detienen los héroes, que además tocan rock’n’roll con el típico sintetizador machacón de los primeros ochenta. Y las voces incluyen a Iggy Pop, Debbie Harry, Lou Reed, más grupos como Cheap Trick -también responsable de temas en Heavy Metal- y Earth, Wind and Fire. La animación es dibujo animado tradicional con un grado de detalle que sorprende. También sorprende su heroína sexy, su violencia a veces naïf, su universo al mismo tiempo coherente y original. Nunca se estrenó en los cines argentinos, y apenas sí tuvo alguna edición en video

Heavy Metal-Universo en fantasía (Canadá/EE.UU., 1981) Dirección: Gerald Potterton
El título refiere a la gran revista de historieta adulta de ciencia ficción y fantasía Heavy Metal, que basada en su hermana mayor francesa Metal Hurlant, creó un espacio para temas adultos en lo que siempre se consideró (erróneamente) una diversión infantil. El largometraje producido por Ivan Reitman (gran comediógrafo, creador de Los Cazafantasmas o Presidente por un día) toma varios cómics, los hilvana con la historia del Loc-Nar (una gema verde que es todo el Mal concentrado) y pasea, con mucha diversidad de diseños, por la ciencia ficción, el terror, la comedia grotesca y la aventura épica. La película logra además aunar muchas técnicas diferentes en un momento donde la tecnología estaba lejos de crear las imágenes perfectas y prístinas de hoy. Y eso, paradójicamente, es una ventaja: en varios momentos, podemos ver los trazos de los dibujantes, el juego de colores, la creatividad puesta al extremo. Hay además sexo, sangre y alusiones a las drogas, de tal modo que el film es, también, una crónica de su época: esos ochenta a mitad de camino entre el nihilismo y la diversión en respuesta a las “Reaganomics”.

Mi vecino Totoro (Japón, 1988) Dirección: Hayao Miyazaki
Sábados 1, 8, 15, 22 y 29 de julio a las 16 Hs.
Esta es una película infantil. Pero no porque esté realizada para la infancia con criterio pueril, sino porque está narrada desde la infancia. Dos niñas de diez y cinco años se mudan al campo porque su mamá está internada con una enfermedad que no se nombra. Viven con papá, que trabaja en la ciudad, y pasan mucho tiempo solas. Y tienen angustias y tristezas, pero cada vez que eso ocurre, aparece un monstruo amable y querible, un peluche inmenso, Totoro, que es también personificación de toda la cultura -y la religión- del Japón. Con aires de Alicia en el País de las Maravillas (Hayao Miyazaki es un maestro en establecer un puente entre la cultura occidental y la de su país), la película es una defensa a ultranza de la imaginación y la fantasía no solo como refugio de la realidad sino -como alguna vez explicó J.R.R. Tolkien- provisión de evasión (de los pesares del mundo), consuelo (de los dolores) y esperanza (porque algo mejor siempre existe). Obra maestra absoluta que se ha transformado, por su belleza, humor, dulzura y enorme precisión técnica, en un film de culto. Puede venir, por supuesto, sin chicos: vale la pena

Podemos mirar lo mismo y verlo diferente” (vcleblanc)

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